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¿Y si no pido ningún deseo? Eso sería. Eso sería. ¡catastrófico! Muy bien. Tengo que hablarte de mi próximo encarcelamiento. Soy toda oídos. Nunca lo sabré. el cómo llegó mi botella desde el fondo del Mar Rojo. a un palacio en Constantinopla. Pero me imaginé que de alguna manera, se trataba de. el asesinato de un guerrero otomano. La caída de un Imperio. Y una chica enamorada. Merhaba. ¿Y tú qué eres? EL OLVIDO DE UN DJINN Gulten vivió como esclava, en el patio de las concubinas, en el serrallo. Cuando me presenté ante ella. se desmayó. Y me costó mucho despertarla. Le dejé en claro que no quería hacerle daño, ya que estaba condenado a la botella. Hasta que consiguieras tus tres deseos. Hasta que ella tuviera los suyos. Por favor. De acuerdo. Ahora, la pobre chica me dijo que estaba distraídamente enamorada de un hombre hermoso. y deseó inmediatamente encontrar el favor a sus ojos. He hecho esto para ti. Como es el caso, el que más deseaba era el espléndido Mustafá. El Príncipe Mustafá. Hijo mayor de Suleiman el Magnífico, y probable heredero a su poderoso trono. Si hubiera sabido lo que estaba por venir, habría arriesgado las furias de Iblis. para distraerla con vehemencia, de su deseo. Pero sin pensar, tomé mi botella y conjuré aceites para prepararla. Aceites de encantamiento. Una vez utilizados sólo por Sheba. Le advertí que escondiera la botella, para que sus poderes no cayeran en otras manos. Fui a Mustafá. Gulten. Y le susurré su nombre de ella. Él envió a buscarla. Fue muy fácil. Como Djinn, soy infinitamente curioso sobre las costumbres de los humanos. Así que, en mi tiempo libre, me dediqué a vagar por el palacio, en busca de sus intrigas. Y allí, entre los eunucos, las consortes y las concubinas, fue que por primera vez vi a Hurrem. La que ríe. Ella también era una esclava que se había elevado de entre las demás. para convertirse en la favorita del Sultán. Suleiman el Sabio no vio a nadie más que a ella. Y ella buscó proteger su trono en favor de sus propios hijos, sobre su amado Mustafá. Y para ello, hizo vigilar al Príncipe por muchos ojos que lo sondeaban.
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