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A mí me soltaron y a ellos les cayeron años. Los han cumplido, han salido y ahora me buscan. Así que me convertí en otro. Cambié de identidad. Me gustan los trajes limpios, las corbatas impecables. No soporto la música y la sangre ya no me impresiona, al contrario. Es duro desprenderse así de uno mismo. Pero en el fondo no nací para ser ninguno de los dos. La prueba es que ahora habla Robert. Escúchelo porque él es decente, está casi intacto. Eso es todo. Es un regalo. Un regalo que parece insignificante, pero me ha costado caro. Muchas gracias, Sr. Robert. Siempre me dije: “Esta confidencia se la haré a Renée una mañana, la de nuestra primera noche juntos”. Pero ahora sé que nunca ocurrirá. Es como si ya la hubiéramos pasado, ya que me he entregado a usted. Me hubiera gustado darle algo a cambio, para estar en paz. Pero no tengo secretos. Me ha escuchado y eso me basta. Tiene mérito. La felicidad y usted no parecen encontrarse, y mi historia al lado de la suya. Mi historia se ha acabado. ¿Se ha acabado? Sí. Y lo más curioso, es que no logro dejarla atrás. Olvidar, volver a empezar, no depende de Pierre. sino de mí, y no me resigno. Tenía tantas esperanzas, tanta confianza. Sólo existía ese amor. No te resignas a dejar de creer en él, quieres aferrarte. pero es una equivocación. Tendría que haber alguien que te obligara a salir, como en el cementerio o en el teatro, cuando gritan a los que se quedan ahí: “¡Váyanse, vamos a cerrar!”. ¡Lléveme con usted! ¡Vayámonos! ¡Casi nos hundimos, todo nos ha salido mal! ¡No nos quedemos aquí! ¡Hay otra vida esperándonos en alguna parte, lejos! Quizá salga bien, ya no espero nada de nadie. De nuestras desgracias, podemos hacer. Una gran catástrofe. Lléveme, tiene que irse de todas formas. Lléveme. Sería demasiado bonito. ¿Acaban de llegar? No, nos vamos. ¿Suben a París? No, bajamos. ¿Más allá de Marsella? Una parada más abajo. ¡No hay nada debajo de Marsella! Tenga, señora, mire éste, está buenísimo. Verá que bueno. No está muy fresco. ¿Qué? ¡Si acabo de abrírselo! Por eso, huele a cerrado. ¡A cerrado? Tome dinero fresco y compre hielo.
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