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Bueno, Stubs. ¡Aquí va! ¡Ve! De acuerdo, Stubby, eres demasiado rápido. Izquierda, izquierda, izquierda, derecha, izquierda. Hacia atrás. ¡Marchen! Izquierda, izquierda, izquierda, derecha, izquierda. Izquierda, izquierda, izquierda, derecha, izquierda. ¡Pelotón, alto! ¡A la izquierda! Descansen. Buen trabajo, caballeros. Han mejorado mucho. Tú también, Stubby. Sí, así es. Hora de comer, amigo. Oye, Stubby, mira lo que te tengo. Biscuit, ¿nos das algo que no sea comida para perros? No te hablo a ti, Olsen. Le digo a Stubby. ¿Cómo terminaste aquí, Schroeder? Sí, eres alemán, ¿no? Si un alemán no pelea, es un gandul. ¿Un qué? Un desertor. ¿Por eso peleas? ¿Has visto cómo ven ahora a los alemanes? Si no me enrolaba, no podría llamarme ciudadano. Schroeder, para mí, eres estadounidense. Los he visto convertirse en soldados. Me siento orgulloso. Y de ti, Stubby. Ojalá te quedes aquí para cuidar a los nuevos. Este fin de semana, escriban sus cartas y despídanse. Y recen por que regresemos muy pronto a casa sanos y salvos. Zarpamos la noche del lunes. ¡Que Dios nos bendiga y que bendiga a Estados Unidos! Encárguese, sargento. ¡Rompan filas! Robert me dijo del miedo que sintieron él y los demás cuando llegó el momento de ir a la guerra. Esa última carta de Robert desde allí llegó cuando él ya iba rumbo a Francia. Me decía cuánto me iba a extrañar pero más que todo cuánto le dolía dejar a Stubby. Ahora no, Stubby. Yo estaba preocupada y rezaba por que regresara pronto. Stubby, vamos. También es difícil para mí. Vas a estar bien, regresaré muy pronto. Mira, te tengo un regalo. ¡Quieto, Stubby! Mira qué guapo. Te ves bien, Stubby. Ven. Como te lo prometí, aquí estará cuando regreses. Lo cuidaré muy bien. ¿Oíste, Stubby? Nunca tendrás hambre. Quédate, Stubby. No te preocupes, regresaré pronto. Conroy, a la fila, vamos. ¡Stubby! ¿Adónde vas? ESTACIÓN NEW HAVEN ¿Stubby? ¿De dónde saliste? ¿Cómo llegaste? ¿Qué vamos a hacer contigo? Tengo que esconderte. De alguna forma Cielos, ¡el perro! ¿Cómo llegó aquí? No lo sé, es un milagro. Stubby, eres muy listo, ¿verdad? Es una idea descabellada. Stubby. No puedes hacer ruido. Cuando lo encuentren, lo van a lanzar por la borda. ¿Quién? ¿Qué? ¿Qué ra? ¿Qué está pasando aquí? Mejor salude, señor. Alguien nos debe una explicación. ¿Quién trajo a ese perro a bordo? Me siguió en el tren, señor. Estaba muy decidido. Le juro que no lo traje yo, señor. Es la mascota no oficial del regimiento, señor. Yo tampoco lo traje a bordo, señor. Te las ingenias, ¿no? Muchas gracias. Bueno, cuantos más hombres y más perros tengamos, mejor. Que le den su placa de identificación. Adelante. ¡Por Dios! ¿Cómo es que sigue saliéndose con la suya? Listo, Stubby. Ya eres un verdadero yanqui. Todos los días buscábamos noticias del Minnesota en los periódicos. Leí muchas historias de nuestros muchachos perdidos en el mar pero nada de la División Yanqui. No tenía ni idea de que Stubby estaba a bordo. PARÍS, FRANCIA ALEMANIA Pasaron dos largos meses hasta que supe que Robert y Stubby habían llegado bien a Francia y que iban a luchar
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