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Fingiré que seré su Rey. Pero mi corazón estará aquí. Con vos. Pronto regresarás a mi lado. Mi vida. Mi conquistador. Moriré. ¡Por el Rey de Polonia! Así toda la familia tendremos un trono. Anjou, en Polonia yo aquí. Y tú, en Navarra. ¿Quieres Navarra? Pues será tuya, ¿verdad, Enrique? La naturaleza, el vino, el ajo ¡Y la caza! El otro día la emoción me traicionó. ¡Sí, ya lo sé! Querías matar al jinete en lugar de al caballo. Terrible emoción. A Dios le hacen falta pocas cosas para hacer mucho. ¿Cómo va la guerra? ¿Y a ti que tal te va la vida en el campo? Tus ojos se juntan desde hace días. ¿Tal vez los cuernos presionan las órbitas desde el interior? ¿No es así? Te pone nervioso. ¿Te atormenta? No me mires así. La Môle. Mensajero y conspirador, está claro. Un espíritu puro. Aunque yazca en el lecho de tu mujer. ¿Y la Duquesa de Nevers les mira? Dicen que le gusta. Tu mujer es una ramera. ¡Calla, por favor! ¡Basta! ¿Conocéis a La Môle? ¡Es un superviviente! Y Margot le salvó de la masacre. ¿Verdad, Margot? Jamás haga eso delante de ¡Extraños! ¡Lo sé! Hizo un pacto. ¡Has perdido la cabeza, Margot! El marido estará ciego mientras ella siga muda. Esta noche mi despedida nos entristece. ¡Basta, por favor! ¿Qué es esto? Hay un cicatriz aquí, sobre el cuello. ¡Mirad! ¡Las marcas de los dientes! ¡Fuiste tú, Carlos! ¡Has mordido a Margot! Hace tiempo que no ¡Enséñala! ¡Enséñales la otra! ¡Enséñales mi marca! ¡Enséñales el tatuaje! Se había hecho un rasguño. Mezclamos tierra con la sangre. Y la herida se cerró aquí arriba. Sobre el muslo. Aquí arriba. ¡Enséñala! ¡Enséñala! Cuéntanos lo de La Môle. ¡Me enseñó el amor! ¡Me enseñó el placer! ¡Más detalles, por favor! Me amó como jamás quise que me amaran. ¡Es un príncipe, y tú tú no eres más que un perro encaramado con joyas de mujeres! ¡Cállate! ¡Si no fueras estéril, tendríamos que cargar con un bastardo! ¡Carlos! ¡Me quema! ¡Me arde! ¡Mi garganta! Mi vientre. Puede que no te vayas a Polonia. Estoy bien. Estoy bien. Se ha pasado estoy bien. Ya está. Me encuentro mejor. ¡Acteón! ¡Acteón! ¡Acteón! ¡Acteón! ¡Acteón! El veneno le ha devorado las entrañas. ¿Estás seguro? Como si lo hubiese preparado yo mismo. Una mezcla de arsénico. Un veneno lento. ¿Qué sentiría un hombre que lo hubiese tomado? Dolor de cabeza, ardor de garganta y de estómago. Luego, nada más. Como si el cuerpo venciera. Y de nuevo, fuego hasta el final. ¿Se muere rápido? No. Pero seguro que se muere. ¿Conoces este libro? No. ¡Envenenaste a la madre de Enrique con unos guantes! ¡Y a Charlotte de Sauves con el carmín! Te arrancaré la piel a tiras si no me dices quién lo ha utilizado. La Reina Catalina me lo pidió. Ella quería que lo leyera el Rey de Navarra. ¡Empieza a arder otra vez! Esa chusma protestante Condé y tus amigos te esperan en el pabellón de Francisco I. ¿Me esperan? También está La Môle. Para tener una reunión en Navarra. Si yo muriese te matarían. ¿Y Margot? Margot es mía. Es mi mujer. ¡Es nuestra! Me la prometiste. ¡No! ¡Me la prometiste! ¡No, no te prometí nada! No se marchará jamás. Debes ir pie,
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