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Quieren volverse contra nosotros. ¡Yo también tengo armas! ¡También tengo hombres! Son miles. Anhelan demostrar su fuerza. Quieren que les sirvamos. Es mi padre. Juro hacer justicia. ¡Deja de llamarle así! Tu padre tu padre sabría lo que hay que hacer. ¡Tu padre, sabía que a un Rey se le conoce por el bien o el mal que hace! Ahí tienes, mira a Guise. Él lo ha entendido. Ataca antes de que le ataquen. ¿Me acusas? Han encontrado tu arma. No importa. Es un crimen que me hubiese encantado cometer. Nadie te lo reprocha. Pero has fallado. Quien ordenó que le mataran quería que me acusasen. Y eso no me preocupa. Entonces, ordena la búsqueda. ¡Protege a Coligny! ¡Escucha a Guise! Sigue comportándote como un Rey inútil que quiere justicia. ¡Conseguirás arruinar tu reino mientras yo hago lo posible por salvarlo! Todo el trabajo sucio desde que murió tu padre ¡lo he hecho yo! ¡Yo fui quien lo hice! ¿Tú? ¡Salvaré a mis hijos! ¡Daré mi vida por vosotros! ¿Ordenasteis matar a Coligny? ¡Yo fui yo! No debieron fallar. Tu hermano tiene razón. Hemos de acabar lo que empezamos. Hay que eliminar a los jefes. Hay que hacerlo pronto, esta tarde, esta noche. Condé, por supuesto, y luego D’Aubigné. Téligny, Beauvoix, Horney Du Bartas, La Rochefoucaluld. Crussol. Miossens. Armagnac. Y también a Enrique. ¡No! ¡A Enrique no! ¡Coligny! ¡Coligny! ¿Queréis la muerte del Almirante? Yo también. Yo también. Pero, entonces los demás protestantes también deben morir con él. No debe sobrevivir ninguno. Que no quede nadie que pueda reprochármelo. ¿Entonces? ¿A cuántos hay que matar? A once. A catorce. ¡A todos! ¡Todos! ¿Son numerosos? Suficientes. Ponedme en vuestra lista. ¿Nombre? Coconnas, Hannibal. ¿Eres voluntario? ¿Sabes que esperamos mucho de ti? Lo sé. ¿Qué hacemos con los que quieran defenderles? Deberemos defendernos de aquellos que quieran defenderles. ¿Y los testigos? Los testigos católicos no hablarán. Los demás tampoco deberían hablar. Son muchos. El Rey ha dicho: todos. Es la señal. ¡No! ¡Las armas! ¡Rápido! ¡No! ¡Por el otro lado! ¡Por el otro lado! ¡Soltadle! ¡Armagnac! ¡Du Bartas! ¡Enrique! ¡Margot! ¡No cedáis, luchad! ¡Avisad al señor de Nançay! ¡Ve a tu habitación! ¡Enciérrate! ¡Allí arriba hay uno! ¡Deprisa! Se llama La Môle. Es protestante. ¿Por qué me lo decís? ¿A qué esperáis? ¡Matadle! ¡Ahí, en la habitación! ¡Mal nacido! ¡Cogedle! ¡Baja por ahí! ¡No! ¡No! Venid. ¡No! ¿Eres protestante? Sí, lo soy. ¡Claro que es protestante! ¡Que se convierta! ¿Has entendido? ¡Reza el Credo! Rézalo. Creo en Dios Padre Todopoderoso. ¡Recítalo! ¡No! ¡Recítalo! En un solo Dios, Jesucristo ¡Cuidado! Está allí. ¡Está allí! ¡Está allí! ¡Dejadle! ¡! ¡Está allí! ¡Allí! ¡Vos pretendéis detenerlo allí! ¡Está en mi casa, es libre! ¡Es la justicia de Dios! ¡Debe morir como los demás! ¡Dios no ha contado con este hombre! ¡No haréis nada con él! ¡Matadme a mí primero! ¿Por qué le protegéis? ¡Morirá en mis brazos, no en los vuestros! ¡Con éste no podréis! ¿A cuántos habéis matado esta noche? ¡A los que tenía que matar! El día del juicio final os alegrareis de haber salvado al menos una vida para ofrecérsela al Señor.
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