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Podéis estar tranquila! ¡Estarán s toda la eternidad! ¡Y yo también! ¿Por qué? Porque invitasteis a vuestras víctimas a mi boda. ¡Me habéis utilizado! Me habéis utilizado para una carnicería. ¡No hables de esto delante de los demás! Tu familia no necesita nada Tú de nadie para organizar una carnicería. ¿Cuántos asesinos te han hecho falta para tu venganza? He acabado con placer lo que el Rey empezó. ¡No! El Rey nos ha salvado la vida. ¿Y tú le insultas? ¿Cuántos erais ensañándoos con Coligny? ¿Cuántos? ¡Cállate, Margot! ¡Condé está vivo! Llévale un mensaje. Yo también estoy prisionero. ¡Vamos, venga, vamos! ¡Yo quería la paz, Margot! ¡Paz para el reino! ¡La paz para mis hijos! A partir de hoy, no dejarás el Louvre. Así podrás estar con tu marido y tus amigos protestantes. ¿Qué te pasa Margot? Tu marido se ha convertido. ¿Vas a hacerte protestante? ¿Ha ocurrido algo esta noche? ¿Algo que yo no sepa? Lo sabré. Todas las noches se revuelve y grita. Jura que encontrará a su asesino. Yo soy el que busca. ¡Cuidado! No puedo evitar a este hombre. Dios le puso en mi camino. Me persigue sin tregua. Y si no me encuentra, le buscaré yo. ¡Quédate tranquilo! ¡Tranquilo! ¡Tengo que volver a verla! Dicen que escondes tu cara porque es la del diablo. Se apartan de ti porque eres el verdugo. Pero me has salvado la vida. ¡Quieto! No puedes caminar. Dicen que ella es incapaz de amar. ¡Quieto! Que por sus venas corre sangre de asesino. Pero me ha salvado la vida. Tengo que verla. Nadie puede acercarse a ella. Ni a su marido. Incluso en el patio del Louvre no pueden andar sin vigilancia. Pero es mejor así. Dios me ha elegido para salvarla. La liberaré. ¡Vamos! ¡Mira! Sólo aquí en Amsterdam, son dos mil. Le esperan los barcos. Prefieren el hambre, el frío o la inseguridad a rezar en secreto en los sótanos y fingir que les gusta la misa. ¿Armagnac? ¿Estás aquí? Bienvenido. Desearía irme con ellos. ¡Hay que resistir al enemigo! Estuve en Londres, en Alemania retroceden ante nosotros. Los grandes estados católicos presienten la amenaza del cambio. ¡Nos tienen miedo! Vengo de Rochelle. He conseguido llegar por mar. Guise ha doblado su ejército. La gente muere de hambre, pero nadie se rinde. ¡Nadie se convierte! Cuando me desanimo, pienso en Guise y ardo en deseos de matar. Daríamos una nueva esperanza a los protestantes si liberáramos a Enrique. ¿Os harán falta muchos hombres? El señor Méndez ha estado en Ginebra. Conseguirá el dinero. Doscientos o trescientos hombres. El secreto es más importante que el número. Méndez y toda su familia fueron expulsados de España el año pasado. Yo soy judío. Mi mujer es cristiana. Mi familia se convirtió hace mucho, pero nada ha cambiado. Sus leyes siguen prohibiéndonos casarnos con los católicos. Quieren conservar la sangre pura. Si lo deseáis, puedo daros dinero para liberar al Rey de Navarra. Aunque su religión no sea la mía. ¿Enrique se ha convertido? Ella lo consiguió. ¡No, ella fue quien le salvó! Sin ella, estaría muerto. Y ahora están prisioneros. Los dos. ¡Me extrañaría! ¡Mirad! Cuento este alveolo. Anjou vivirá, ¿verdad?
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