La Comadre 106.3 Fm, Online La Comadre 106.3 Fm Radio en vivo internet
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Es que Radio No sigas. Me hago cargo. Sólo tenía ganas de llorar. Su voz venía de lejos. Quieres mucho a tu madre. Todo lo que puedo. Más no se puede. ¿Más que al abuelo? ¡Vaya preguntita! Yo creo que a los dos mucho. Hay sitio para los dos. Reconciliación. Pues sí, señor. ¡Cuánta cosa! El general quiere sobornar el corazón de su nieta. No necesito de argucias. ¿Y tú qué le regalas? ¿Qué me regalas? Eso, venga. Como soy tan distraído me había olvidado de Radio Dilo claro. Nada. Yo le guardo otra cosa que le va a gustar. ¿El qué? Mira. A ver, a ver. Estupendo. Un tocadiscos. Magnetofón, gramófono Radio Tu madre y el abuelo se ponen de acuerdo. Claro, tío Pablo. Y discos. También te he comprado un disco. Toma, Marisol. Son Radio Son de allí. No quiero que eches de menos aquello. Como decía no sé quién: “Olvidar la patria es renunciar a nosotros mismos”. Capitulaste sin condiciones. Ahora ya me atrevo. Sí, pequeña. Tío Pablo te ha traído un regalo. Lo pedí a España y casi lo devuelvo. ¿Devolverlo, por qué? Ahora verás. ¿Qué sacará de ahí ese loco? Será el péndulo. ¡Ay, no es el péndulo! Para ti, Marisol. Afectuosamente de parte de tu tío Pablo. Gracias, tío. Hoy tenéis puntería. ¿De verdad te gusta? Mucho, tío, es formidable. Abuelo, ¿sabes lo que es esto? Un traje. Un camello no es. Sí, un traje. Pero un traje de, de Radio ¿De Radio ? ¡Qué tonta soy! Otra vez me entran ganas de llorar. Que quiten la alfombra. Sí. ¡”Oh, typical dance”! ¡Mi nieta! ¡Ole! Papá. ¡Hola, chicos! Antes he bailado para mi padre. Y ahora para ti para que no te enfades. Para mí. Se lo merece. ¡Ole tu madre! No te ha escuchado, general. Bendita seas. Que tu alegría esté siempre aquí con nosotros.Claro. Que no la echen. ¡Viva nuestra capitana! -¡Viva! Gracias, mis soldados. Pero ¿qué hacéis aquí? Pues que Radio ¡Vámonos! ¡Hombre! Mira quién está aquí. Buenos días. Hola. ¿Y tus padres? Muy bien, gracias. Felicidades. Gracias. ¿Te gusta? Son unas flores estupendas. Las he cogido yo para ti. ¿Sí? Estás muy guapa. ¿Sí? Hoy no pareces capitana. Lo soy más que nunca. Tengo un rifle. ¿Sí? Toma. Es para nuestras guerras. Es de repetición. Habrá que esconderse. Ponte a su lado, firmáis una alianza y a batir al enemigo. ¿Qué enemigo? No sé, ya lo buscaremos. Pero hablar del enemigo siempre hace bien. Barbarrojita, ¿no tienes alguno por ahí? Sólo teníamos a los de Iván el Terrible. ¡Niño! Ya te han herido, general. ¡Bien! Bien, muy bien. Bueno, sí, señor. Le has saltado los sesos. Acaba con ese traidor. Para sellar nuestra alianza tírale tú.Pulso firme. Bravo. Nadie resistirá vuestro empuje. Sois aliados. Juntos. Para vencer. Unidos. Hasta morir. Y siempre Radio El uno para el otro. ¿”El uno para el otro”? Se lo decía Oscar el Valiente a Puño de Hierro. Antes de ir a la conquista de la isla. Aquí viene al pelo. Entonces vale. Lo de la guerra es estupendo. Habrías sido un gran militar. Quisiera haber sido chico para llegar a general como tú. El oficio de la guerra es duro, pero honroso. Y deja huellas. Hay momentos imborrables en el recuerdo. Cuéntale a Jorge tu última batalla. Mi última batalla. Quiero olvidar esas horas amargas. ¿La cuento? Sí. Marisol dice que es emocionante. Era un día nublado como el de hoy. Los soldados enemigos brotaban de todas partes. Eran más de .. .. No los conté. Yo entonces di órdenes tajantes, heroicas. Mandé cargar las bayonetas y ataqué. Me puse al frente de la tercera compañía Radio que cubría el ala derecha. La izquierda. ¡Qué más dará! Llovían los morteros. Entonces yo grité: “Adelante, los soldados de Italia no han retrocedido jamás. Teniente, cubrid ese brecha”. ¡Sí, adelante! ¡Vamos a cubrir la brecha! ¡Pronto! ¡Vamos! Una ametralladora tableteaba y cerraba el paso. Había que hacerla calla y pedí un voluntario. ¡Yo, mi coronel! Adelante. Cumpliré por última vez vuestras órdenes. Te lo sabes mejor que yo. Sí. Hay que enmudecer esa máquina. ¡Adelante! ¡Adelante, que Italia os premie! El capitán Bianci, como un soldado cualquiera, disparaba. Pero de pronto una bala y Radio ¡Capitán! ¡No, Bianci! Vuestra vida nos es necesaria. Adiós, mi coronel. Me muero. Para la patria no mueres. Morir por ella es ganar la inmortalidad. Eso lo dije yo. Y añadí: “Hasta pronto, capitán”. Ha muerto. Ha muerto. Sigámosle. Adelante, mis bravos. Adelante, mis valientes. Sí, mi coronel. Tras esos árboles están. ¡Adelante por Italia! ¡Adelante! Nuestras vidas no importan. Lo que importa es el honor y el juicio de la historia. ¿Quién se lo sabe? Yo, papá, y hasta el cartero. No hemos querido interrumpir tu batalla. Muy gracioso. ¿A qué se debe el honor? Mi hijo no se acuerda de qué hora es. No es tarde. Salimos hoy para Roma. Mañana empiezan las clases. Vamos. -Sí. Oye, Jorge. ¿Qué? ¿Por qué no me has dicho que mañana te ibas al colegio? Para no recordar que tenía que ir. Has hecho bien. Así he pensado en otras cosas. ¿En qué? En mi colegio, en mis amigas y Radio Y en tu madre. Yo me acuerdo de la mía cuando estoy lejos. Si te quedas aquí, no verás a la tuya.Lo sé. ¿Por qué tu abuelo no quiere que venga?¿Quién lo dice? Yo lo he oído en mi casa, pero quizá no lo he oído bien.
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