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cuando la gente ofrece sus conocimientos sin que se los pidan. ¿Es una advertencia? No seas tan susceptible. Te asusta tu talento. Si, me aterra. Lo sabía. Todo tu comportamiento es reflejo De tener que admitir que es real, y valioso y frágil. Nadie está tan conectado con la tierra, y el espíritu humano por que si. Requiere arte y tu lo proteges, invirtiendo en trivialidades ajenas. ¿No es así? Dylan, ¿qué haces? Una forma pura de viajar. Esa barca no es tuya. ¿Subes? No. Como quieras. Dylan Radio no. Dylan. Dylan, estos pantalones son de lana. Se mantienen los brazos rectos, y que el peso de los remos haga el trabajo. Eres un experto. ¿Por qué no iba a serlo? A veces no puedo entenderte, y me cuesta mucho admitirlo. Haces que me pierda en una niebla de lenguaje y simbolismo, que no suele formar Radio Bésame. No. Llévame a la cama. Por supuesto que no. Golpéame en la nariz. Haz sangrar mi mente con tu ira y no me perdones. Abrázame tiernamente como tu amigo y guarda mis secretos. No entiendo. Claro que si. Se trata de sentir algo y sentirlo antes, de destruirlo por unas respuestas. Claridad y entendimiento son lo último. ¿Entonces escribes para ti? Para todos. Es exigir mucho. Nadie lo ha exigido. “No para el altivo apartado de la luna enfurecida escribo yo estas páginas, ni para los muertos ilustres con sus ruiseñores y salmos, sino para los amantes que abrazan las desdichas de los siglos que no ofrecen elogio ni paga y no consideran mi oficio mi arte. ” Exacto. ¡Para, estás loco! ¡John! ¡John! ¡John, por aquí! ¡Hola! ¿Quiénes son? ¡Hola! ¿son los Hymans?. Por aquí. ¡Hola! Sí, si que son los Hymans. ¡Hola! Parece divertida. ¡Hola! ¡Hola! ¡Soy Dylan Thomas, un amigo de John! Ya lo sabemos. ¡Hola a los dos! ¿Vengan a cenar esta noche? ¡No, no Radio espera! No tenemos tiempo. Es nuestro último día antes de Yale. ¿Por favor? ¡Nos encantaría! ¿A las ocho? Claro. ¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Chao! ¡Adiós! ¡Adiós! Saluda. Será un placer Oh, gracias, gracias. Hola, John. Hey, amigo. Lo tengo. Lo tengo. Lo siento, llegamos tarde. ¿Qué es esto? ¿Bromeas? Es el combate entre Marciano-La Starza. No me lo perdería, ni por Dylan Thomas. Shirley. Este es mi marido, Stanley. Encantado. Shirley y Stanley son escritores. Stanley escribió, La Visión Armada, un estudio sobre Radio Oh, vamos John Radio Digamos que principalmente producimos libros y niños. Y los dos en abundancia. ¿Puedo beber algo, John? Gracias. Más arriba. Baja. Quieto. Míralos. Como dos solteronas en el baile de graduación. ¿Por qué se divierten solo ellos? ¿Llamas a esto diversión? A Shirley le gusta desfogarse de vez en cuando. Como el Vesubio. Yo lo consiento. Que católico eres. Pues no. Todos tenemos vicios. ¿Tú no? No tengo tiempo para vicios. Dylan se encarga de eso. Hace cuatro días, pensaba que era profesor De poesía en Nueva York. ¿Ahora? No estoy seguro. Benefactor, canguro, niñera Radio Cielos, parece un matrimonio. Como tú y Shirley, ¿eh? Yo no diría tanto. Hay una diferencia crucial, hijo mio. ¿Cual? Shirley me necesita. Vamos, chico arriba. Tu turno. No, no Radio ¡No, Dylan! ¡Vamos! América contra Gales. Los brazos. Vamos. Defiéndete. Levanta los puños. Eso es. Ponle más ganas. Los puños. John, más fuerte. Así no. ¡Vamos! Joder, John. ¿pero que coño? ¿Estás loco? Mira lo que hiciste. Así no vas a tener muchos amigos. Lo siento. No pretendía Radio Centrémonos todos. No nos pongamos nerviosos señores. ¿Estás bien, campeón? Golpe a traición, está sangrando. Fue un accidente, Stan. La sangre es mi principal producción últimamente. Debo tener alcohol por aquí Radio Siéntate, Rocky. Que nadie se mueva. Es la hora del cóctel. Espero que tengas una goma de saltar, o una baraja de cartas. Si no Stanley, se pondrá a decir sandeces. Un hombre necesita una afición. Como un gato una bicicleta. Tengo un ajedrez Radio John dice que escribes historias de terror. Un chico, llamésmole Jimmy, estaba en el cole una tarde de primavera. No ponía mucha atención a la clase. Era clase de mates, trigonometría. Era clase de mates, trigonometría así no seduces a nadie. Cállate, Stan. Como muchos niños de su edad, Jimmy soñaba despierto. Con el béisbol y las chicas de segundo, con calcetines tobilleros y un aire de estrella juvenil. Entre esas dulces distracciones mira fuera de la ventana. Ve algo que parece una foto, tirada en el patio del cole. No puede dejar de mirarla. Después de clase va y la coge del suelo. Es la foto de una chica guapa con pantalones de pitillo, con pequitas y una sonrisa tan grande como el estado de Texas. Tiene dos dedos levantados. Así Radio Es la chica más preciosa que Jimmy haya visto nunca. Se prenda de ella. Pasa la noche preguntando por la ciudad si alguien la conoce, o donde vive Nadie lo sabe Regresa a casa decepcionado Se tumba en la cama mirando la foto de la chica hasta que se duerme. Más tarde de repente se despierta. Tap-tap-tap. Algo golpea su ventana. Tap-tap, otra vez Como si alguien tirara guijarros en la ventana. Al mirar fuera, Jimmy ve una silueta de pie en el aparcamiento delante de la casa la silueta avanza hacia la farola. Es la chica de la foto.
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